Carta del Presidente

Este 2019 ha sido un año rico en acontecimientos que marcarán un hito en la historia de la compañía y tendrán gran importancia para su futuro.

En primer lugar, y como puede verse en las cuentas del ejercicio, hemos conseguido mejorar el resultado operativo y el resultado neto, a pesar de las limitaciones de la regulación vigente y del impacto de la reforma regulatoria de 2014 y de los recortes que posteriormente tuvieron lugar, con la reducción de la remuneración de algunas actividades —como el alquiler de contadores— y la apertura de otras a la competencia —como las inspecciones periódicas—. Los resultados del ejercicio 2019 reflejan, una vez más, la orientación de la compañía a la mejora interna permanente, una de cuyas dimensiones es la reducción de costes y la mejora de procesos, manteniendo y mejorando al mismo tiempo los niveles de calidad y seguridad de las operaciones.

En lo que se refiere a las operaciones, el foco de Madrileña Red de Gas está en la excelencia operativa, en la atención al cliente y en la mejora permanente de las prácticas de gestión. La captación de nuevos clientes está orientada fundamentalmente a la sustitución de combustibles más contaminantes (carbón y gasóleo), en procesos industriales de pequeñas industrias, en el sector residencial, con la sustitución y modernización de instalaciones de calefacción, y en el sector comercial, con soluciones integrales de calefacción y agua caliente en edificios. En todos los casos, además, el coste de la energía para el consumidor es más bajo que con las instalaciones anteriores.
Con la nueva apertura de estaciones de recarga de gas para vehículos («gasineras»), hemos incrementado el suministro de gas natural para dar respuesta a una necesidad creciente, paralela al aumento de las flotas de vehículos alimentados con gas natural comprimido. Este aumento de la distribución en nuestro ámbito de actuación tendrá continuidad en próximos ejercicios, ya que se prevé la existencia de un mayor número de gasineras.

Hemos introducido la oficina virtual, que permite a los clientes mantener una relación directa con la compañía para todo tipo de gestiones y comunicaciones. Entre otros logros, somos la primera empresa distribuidora que pone a disposición de sus clientes el canal más utilizado por los usuarios —WhatsApp—, desde el que fijar las citas para inspecciones periódicas, eligiendo libremente fecha y hora, resolver dudas o gestionar cualquier solicitud relacionada con sus procesos de inspección y/o lectura. Otras mejoras en este terreno están también operativas. Nuestra intención es incrementar el esfuerzo y la inversión en este campo para que la experiencia de los clientes en su relación con MRG sea fácil, sencilla y segura. Igualmente, continuamos revisando y mejorando los procesos de interacción con los clientes actuales o potenciales: contratación, obras de acometida, consultas, facturación, averías y emergencias, cobros y reclamaciones.

Nuestro programa de detección, corrección y prevención del fraude, pionero en el sector, está dando resultados muy positivos. Hemos ampliado el ámbito de análisis y detección del fraude, reduciendo notablemente el impacto negativo en las cuentas de la empresa.

En cuanto a la seguridad de las operaciones, nuestros indicadores siguen mostrando una mejora clara, tanto en términos absolutos como en relación con los índices de los sectores comparables.

En lo que se refiere al gobierno corporativo, el año pasado se puso en marcha el plan de actuación en cumplimiento (compliance), supervisado por el Consejo de Administración a través del Comité de Auditoría y Riesgos. De esta forma, MRG continúa adoptando las mejores prácticas de gobierno.

En 2019 hemos conseguido mejorar el resultado operativo y el resultado neto. Las prioridades estrátegicas siguen siendo las mejoras operativas, el servicio al cliente, el gobierno corporativo, la transición energética y la regulación

Todos estos logros reflejan las prioridades estratégicas de MRG, que siguen siendo las mejoras operativas, el servicio al cliente, el gobierno corporativo, la transición energética y la regulación.
Durante el año pasado se han producido otros acontecimientos de suma importancia para nuestra actividad. El Real Decreto-ley 1/2019 de 11 de enero otorgó a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CMNC) competencias en el desarrollo de las metodologías de retribución de las actividades reguladas. Consecuentemente, la CNMC inició la redacción de diversas circulares relativas a las actividades reguladas de los sectores eléctrico y de gas; entre ellas, las retribuciones de las mismas, dentro del calendario previsto por el citado Decreto-ley.

Las propuestas de la CNMC fueron objeto de alegaciones por parte de las empresas afectadas, debido a las graves incoherencias que presentaban, tanto en el plano estrictamente jurídico como en el económico, con impactos en los próximos ejercicios que no solo modificaban el modelo retributivo vigente sin justificación alguna, sino que ponían en serio peligro la viabilidad de las empresas. Además, el proceso de consulta pública fue claramente insuficiente y manifiestamente mejorable.

Como consecuencia de las alegaciones y de las observaciones del Consejo de Estado, la circular relativa a la retribución de la distribución de gas fue modificada y remitida de nuevo al Consejo de Estado a finales de 2019, por lo que su publicación se retrasó hasta los primeros meses de 2020. MRG ha actuado a lo largo de este proceso aportando argumentos jurídicos, económicos y técnicos en defensa de un modelo regulatorio que ha venido funcionando bien, proporcionando estabilidad a la actividad empresarial y asegurando una remuneración con rentabilidad moderada, pero coherente con el nivel de riesgo de la actividad en su definición actual, y continuará haciéndolo, en defensa de sus intereses legítimos, de la seguridad jurídica y de la calidad del proceso regulatorio, que son las cuestiones que verdaderamente están en juego.

Madrileña Red de Gas considera que la estabilidad regulatoria es esencial para asegurar la libertad de empresa, las decisiones de inversión, que crean riqueza y empleo, y el atractivo de España para los inversores, pues la regulación sectorial no es otra cosa que la expresión concreta del principio de seguridad jurídica, esencial para la vida de una sociedad y para la pervivencia del Estado de Derecho.

La estabilidad regulatoria no tiene por qué estar reñida con la nueva orientación de la regulación, a partir de la política de transición energética, y las competencias recién estrenadas de la CNMC, que son los dos motores que han impulsado el proceso de cambio iniciado el último año en todos los sectores energéticos españoles.

Como es sabido, en el nuevo escenario, la política energética está subordinada a los objetivos climáticos: reducción de las emisiones de CO2, introducción masiva de generación de electricidad a partir de fuentes renovables, sustitución acelerada de los combustibles fósiles. Estos objetivos responden a una política de la Unión Europea, pero son determinados en concreto por cada Estado miembro. España es uno de los que ha propuesto objetivos más ambiciosos en su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, como ha sido reconocido por la propia Comisión Europea.

La política energética es, así, instrumental para alcanzar aquellos objetivos. Los cambios que han de producirse en las matrices energéticas, tanto primaria como final, exigirán no solo inversiones cuantiosas en todos los subsectores energéticos, sino también en los sectores industriales utilizadores de energía en sus distintas formas y en los restantes usos de la energía (comercial y residencial). En este escenario, la cuestión clave para MRG, y para todo el sector gasista, es cuál será el papel del gas en la transición energética y más allá.

El gas tiene unas evidentes ventajas a corto plazo: sustituye al carbón y a los derivados del petróleo en los usos más importantes, con una notable reducción de emisiones, no solo de CO2, sino, y sobre todo, de las sustancias más contaminantes (óxidos de nitrógeno y de azufre, monóxido de carbono) y con ventaja económica (precios bajos en una perspectiva de medio plazo). Un ejemplo de estas ventajas es la comparación entre el automóvil eléctrico y el de gas, en las actuales condiciones de mercado y de tecnología. El segundo tiene un coste menor, tanto de adquisición como por kilómetro recorrido, y la huella de carbono total de un automóvil eléctrico llega a ser inferior a la de otro de gas únicamente cuando haya recorrido un número de kilómetros muy elevado. Además, las experiencias de utilización de vehículos eléctricos en usos intensivos (flotas de reparto y otros) no están resultando lo satisfactorias que se esperaba.

El gas tiene unas evidentes ventajas a corto plazo: sustituye al carbón y a los derivados del petróleo en los usos más importantes, con una notable reducción de emisiones, no solo de CO2, sino, y sobre todo, de las sustancias más contaminantes

A largo plazo, el gas resulta insustituible en no pocos procesos industriales, y es una alternativa perfectamente aceptable para otros usos finales, en tanto no haya otras tecnologías que ofrezcan los mismos costes y prestaciones. Por otra parte, sea cual sea la evolución tecnológica, las redes de gas permiten poner a disposición de los usuarios, de forma eficiente, gas renovable a corto y medio plazo, e hidrógeno a largo plazo, una vez desarrolladas las tecnologías de producción que permitan acercar sus costes a los del gas natural. Esta potencialidad distingue al gas de otros combustibles, que se convierte en complemento indispensable de la electricidad en el largo plazo.

El entendimiento de estos factores por parte de las Administraciones, y los esfuerzos del sector del gas y de la industria en general para adaptarse a los escenarios de transición, deben permitir garantizar la actividad de gestión de las redes a muy largo plazo. Confiamos también en que la próxima Ley de Transición Energética, que podría aprobarse en la primera parte de esta legislatura, establezca objetivos racionales y factibles para todos los subsectores afectados, y que el marco regulatorio se ajuste para facilitar alcanzarlos.

Es clave, por lo tanto, cómo se diseñe y desarrolle esta transición energética, en la cual el futuro del gas dependerá de su consideración como energía limpia, como solución real y disponible desde hoy para mejorar radicalmente la calidad del aire en las ciudades —uno de los problemas más evidentes de las sociedades desarrolladas— y en el papel que el gas natural puede jugar en la movilidad por sus ventajas, ya citadas.

Es necesario insistir en que la regulación de sectores como el energético, y más en un escenario nuevo, necesita de un continuo y fino ajuste, cuyo éxito depende, sobre todo, de un diálogo continuo con los actores, que son quienes conocen en detalle la compleja realidad que debemos gestionar a diario.

Ya iniciado el año 2020, se declaró la pandemia del Covid-19 que ha dado lugar a medidas dictadas por el Gobierno, a partir del mes de marzo, para establecer el estado de alarma y tratar de contener la expansión de la enfermedad, imponiendo la paralización de la mayor parte de las actividades productivas, excepto las consideradas como esenciales. Como consecuencia de ello se ha producido una caída importante de la demanda de bienes y servicios, entre ellos, la energía, con los consiguientes impactos negativos en los sectores energéticos.

Tras la pandemia del Covid-19 debemos diseñar los escenarios macroeconómicos y sectoriales, aún con cierto grado de incertidumbre, que permitan orientar el futuro de la compañía en el medio y largo plazo

La primera fase, de mayor incidencia y letalidad de la enfermedad, no ha tenido relevancia entre nuestros empleados. Se organizó el teletrabajo en todos los casos posibles y se suspendieron las actividades no esenciales (excepto atención a urgencias y seguridad), sin mayores problemas. Ahora es el momento de diseñar los escenarios macroeconómicos y sectoriales, aún con cierto grado de incertidumbre, que permitan orientar el futuro de la compañía en el medio y largo plazo, una vez valorados los impactos de esta primera fase en la actividad y en las cuentas de la empresa. Esperamos poder informar en detalle durante los próximos meses, a medida que la situación de la economía se normalice.

Solo me resta expresar, una vez más, el agradecimiento de la compañía a los accionistas por su combinación de exigencia y apoyo en todos los planes de actuación, tanto en el corto plazo como en la visión de largo plazo. Y al equipo directivo, y a todos los que dedican su actividad profesional a Madrileña Red de Gas, a nuestros contratistas y proveedores, el reconocimiento por lo conseguido y la confianza en el futuro, con su apoyo para todos los retos y oportunidades que los próximos años nos han de deparar.

 

Pedro Mielgo

Presidente